Seducir nuestros sentidos con texturas, colores, sonidos y aromas; y a la vez, transformar los espacios que habitamos para que comuniquen quiénes somos. Entendido desde esta doble intención, el interiorismo es una disciplina proyectual pero también un arte.
En expansión en Argentina desde la década del 50 –año en que se creó la carrera en la Universidad de Tucumán-, el diseño de interiores crece y se desarrolla en Mendoza potenciado por la industria del vino y del turismo, dos sectores que le han permitido proyectarse internacionalmente; y que a su vez generaron una demanda en el ámbito residencial.
Una regla, coinciden los especialistas, es respetar el paisaje cultural en el que se llevará a cabo la obra: analizar la geografía, el clima, la identidad del lugar.
“Pero, además, es importante trabajar atendiendo las necesidades del cliente y, en este sentido, las etapas previas al proyecto son fundamentales para entender su modo de vida y, a la vez, cómo vive los espacios; además de realizar un análisis profundo de sus futuras necesidades. Entender y estudiar al cliente es la clave para que el resultado sea óptimo y esos espacios que uno diseña terminen en buen puerto”, explica el arquitecto e interiorista Alejandro Cohen.
Entender y estudiar al cliente es la clave para que el resultado sea óptimo y esos espacios que uno diseña terminen en buen puerto
Para conocer uno de los proyectos que desarrolló en Dalvian, ÚNICO recorrió un hogar diseñado para un joven profesional bodeguero.
“El foco –explica Cohen- estuvo puesto en crear un espacio contemporáneo y con estilo. Para ello, se optó por una paleta de colores que se alejara del estándar que habitualmente distingue a las bodegas”.
En el living-comedor, único ambiente integrado, se realizaron cierres virtuales con el mobiliario: la mesa de vidrio y hierro acompañada de ocho sillas Eames color blanco se destaca en el comedor; mientras que en el living el mueble bajo blanco y el sillón en L definen sutiles divisiones sin perder la fluidez de los espacios diáfanos.
El carácter contemporáneo de iluminación está dado por luces dicroicas led que caen desde el techo y por la presencia de lámparas de pie; entre las que se destaca una esbelta lámpara que se extiende hasta el centro de la mesa, para iluminar de manera sutil y elegante.
“El foco estuvo puesto en crear un espacio contemporáneo y con estilo. Para ello, se optó por una paleta de colores que se alejara del estándar que habitualmente distingue a las bodegas”.
Para imprimirle un toque industrial, las paredes fueron tratadas con una pátina símil hormigón y se eligieron cuadros de tamaño significativo que tuvieran el carácter y la profundidad necesaria para lucirse; y que, a la vez, pudieran generar un interesante juego de contrastes.
¿Un detalle necesario? Las vistas están aseguradas hacia ambos extremos, tanto sobre el costado del living como sobre el comedor hay amplias ventanas que permiten doble visual y el ingreso de luz natural.
El estudio, un pequeño refugio
Antes de llegar al dormitorio principal encontramos un espacio polivalente con acceso al balcón. Como un pequeño refugio, el estudio, mirador o sala de música, se nos presenta vibrante gracias a la acción del color naranja. La calidez, en este caso, está dada por la alfombra y los toques de madera en la pared. Las piezas de arte elegidas como mobiliario -sillas, bauleras, etc.- complementan el espacio sin sobrecargarlo y dialogan con las luminarias que, siguiendo la línea de los demás ambientes, aquí también decoran.Pero, sin duda, las vistas –desde las cuales se puede apreciar Mendoza- son las protagonistas.
Tiempo de descanso
En el dormitorio principal, las paredes claras atraen la luz natural, creando un espacio extremadamente tranquilo para las horas de descanso.
El apunte de color lo imprime la alfombra morada, cuyo contraste rompe con el dominio de los tonos arenas y marrones. Junto a la madera del cabecero, la alfombra aporta calidez.
Dos piezas de diseño completan este espacio: la silla de madera y metal y la mesa de noche con rueditas.
Desde lo alto
En términos decorativos, el balcón ha sido equipado con lo justo: dos cómodas butacas, una mesa auxiliar y varios maceteros que dan el toque de vida.
* Memoria descriptiva: Arquitecto Alejandro Cohen.