La psicomotricidad es la disciplina que estudia al hombre desde un articulación intersistémica. Para ello, decodifica el campo de significaciones generadas por el cuerpo y el movimiento en relación. Estas últimas son señales de la salud del desarrollo de una persona y de sus posibilidades de aprendizaje e inserción social activa. Sin embargo, también son indicios de enfermedad, discapacidad y marginación.
Tal como indicó el creador de esta práctica, Bernard Aucouturier, la psicomotricidad “pertenece al ámbito del desarrollo psicológico”. Según el pedagogo francés, este concepto “se refiere a la construcción somato-psíquica del ser humano con relación al mundo que lo rodea”. Además, consideró que “pone en evidencia la complejidad del desarrollo humano” porque se concentra en cómo las experiencias corporales fomentan el psiquismo desde representaciones conscientes e inconscientes.
La psicomotricidad es una invitación a comprender todo lo que expresa el niño de sí mismo por la vía motriz, una invitación a comprender el sentido de sus conductas.
Bernard Aucouturier
A través de un enfoque global, esta disciplina estudia la particular manera del niño de ser y estar en el mundo, es decir, su expresividad psicomotriz. Por medio de ella, cada chico manifiesta el placer de construirse con autonomía y de redescubrir y conocer el entorno que lo rodea. Además, exterioriza el placer de ser él mismo, lo cual anima su sentimiento de libertad. Esto le permite llegar lo más lejos posible tanto en su autorrealización como en su relación con los demás.
En los niños podemos observar dos modalidades diferentes de expresión del placer:
• Placer de repetir acciones: el niño asegura y anticipa sin angustia. Esto estimula su capacidad de ajustarse rítmica, tónica y emocionalmente al mundo externo. Asimismo, le permite desarrollar su capacidad de atención para recordar acciones y reforzar su inteligencia práctica.
• Placer del asombro: provoca una ruptura de la monotonía y crea una fuerte de choque emocional. El asombro despierta en la persona el placer por la curiosidad y la sensorialidad.
La práctica psicomotriz reconoce al niño como un ser activo, capaz de iniciativas tanto de acción como de reacción. También lo concibe como un sujeto de emociones, sensaciones, afectos, movimientos, vínculos, miedos y ansiedades vividas con el cuerpo. Todo ello lo manifiesta en su apertura al mundo y al entorno social del que depende. ¿Por qué? Porque es un ser que se desarrolla a partir de los otros, con los otros y en oposición a los otros. En otras palabras, se desarrolla cuando le “otorga sentido y significación a su entorno en un ambiente recíproco”, tal como explicó la doctora Myrtha Chokler.
El desarrollo armonioso de un chico es posible cuando logra, en primer lugar, pasar del placer de actuar al placer de pensar. En segundo lugar, cuando consigue su descentramiento, es decir, distanciarse progresivamente de la invasión de sus proyecciones y emociones. En este último proceso, la comunicación es central, ya que le permite ponerse en el lugar del otro y escucharlo.
Para que lo anterior pueda llevarse a cabo, la práctica psicomotriz le ofrece al niño un dispositivo espacio-temporal seguro. Además, despliega un encuadre y técnicas específicas centradas en el cuerpo, el espacio, el gesto, la creación y la interacción. El eje central o instrumento privilegiado del chico para poner en marcha su proceso es el juego.
La psicomotricidad es un medio para ayudar al niño en su maduración y en la conformación de su personalidad y su autonomía.
PSICOMOTRICIDAD EN CLUB HOUSE
Club House les ofrece a chicos de entre 2 y 5 años un espacio seguro, con materiales específicos y juguetes dispuestos intencionalmente para que puedan expresarse de forma libre. Se establecen ciertas reglas desde el inicio para que la práctica psicomotriz pueda desarrollarse adecuadamente en cada una de las sesiones. El objetivo de estos lineamientos es generar un buen clima entre el psicomotricista y el niño. Con ello se busca también trabajar en la relación entre el pequeño y sus pares, así como en el vínculo consigo mismo.
Una vez establecidas las reglas, se pasa al espacio sensorio-motriz, es decir, al espacio de juego. Mientras los chicos se desenvuelven allí, los profesionales ejercen una observación rigurosa de cuáles son los comportamientos que tiene cada uno de ellos. Aquí se tiene en cuenta cómo juegan, cómo se desenvuelven con sus pares, si se relacionan con el adulto, si desarrollan su papel de autonomía o si permanentemente necesitan de la ayuda de un mayor. En este proceso, los especialistas se guían por parámetros como el tiempo y el espacio. En el caso de las habilidades motrices, se considera cómo los niños se van superando día tras día.
TALLER DE PSICOMOTRICIDAD
Los psicomotristas de Club House trabajan con grupos reducidos para garantizar una observación más rigurosa de los niños.Horarios
Lunes y miércoles de 16:15 a 17:15Información
• Teléfono: 4446694 o 4440847 (interno 284)
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