Hemos iniciado el 2020 con tanta esperanza, anhelos e ilusiones… Este editorial pretende llamar a la reflexión y que esta se vea plasmada a medida que transitamos el nuevo año. Convivimos en una comunidad privilegiada. Ello es innegable si observamos la sociedad en general, nacional e internacional. El mundo todo está siendo convulsionado por reales catástrofes. Nos invaden continuamente escenarios dantescos, la violencia en su máxima expresión, brutales manifestaciones de la barbarie humana.
Cabe destacar que los espacios comunes de Dalvian, que compartimos todos los residentes, son agredidos por inconscientes, vándalos que pueden llegar a jactarse de su “travesura”. ¡Alerta! La piscina del Club House ha tenido que vaciarse esta temporada y son miles de litros los que se pierden. Muchas familias, niños y residentes necesitan de ella para sus terapias y su diversión. Sin embargo, se ven obligados al malestar que provoca la inconsciencia. La pileta es un espacio común, agradable, de encuentro y esparcimiento que les brinda a muchas personas un respiro plácido y confortable. ¿Con qué necesidad desperdiciar tanta agua cuando el mundo entero pide por el cuidado de ella?
Pongámonos una mano en el corazón, observemos a nuestros hijos y amigos, demos el ejemplo y eduquémonos con responsabilidad social. Nos desgarra el dolor cuando un accidente nos arrebata a un ser querido. Entonces, ¿por qué la resistencia a conducir con precaución en las calles de nuestro barrio? Niños y adultos caminan, andan en bicicleta y juegan inocentemente y se vuelven vulnerables frente al manejo imprudente.
¡¿Por qué hemos de salir a pedir por favor?! Sea realista, vecino, y actúe con conciencia y respeto. Siempre con respeto por el bien común. Agradecemos a quienes lean y se tomen un instante para reflexionar. Entre todos lograremos gestar un modelo de convivencia.
Hoy, podemos celebrar que la huerta está dando grandes frutos. Los vecinos lograron establecer un precioso vínculo entre los surcos. Esta debe ser nuestra apuesta, cosechar alegrías. Pero antes hay que sembrar respeto y conciencia.