Adriana Cantini nos muestra maravillosas obras desde su casa-museo en Dalvian.
Con más de 30 exposiciones en Argentina, otras en Estados Unidos y Europa; Adriana Cantini hoy pinta “para ella y para el que le guste lo que hace”, dejando de lado las limitaciones y presiones de las escuelas de arte para fluir y expresar sus ideas entre lo figurativo y abstracto, jugando siempre entre líneas, luz y color.
“¿Vos sos la que pinta?” – dice Adriana, citando a una vecina que la vio trabajando desde la ventana. Lo que no imaginó su vecina, es que en esa habitación Adriana guarda docenas de obras de una calidad visual sin límites! Tampoco imaginaba que con sólo golpear su puerta, Adriana podría ofrecerle una exposición de cuadros de primer nivel y un delicioso café, tal como lo hizo en la entrevista exclusiva con ÚNICO:
Adriana hace más de 12 años que te dedicás a la pintura, ¿cómo empezó todo?
En mi casa, mi mamá nos fue llevando por este camino sin darse cuenta. Cuando salí de la secundaria empecé a estudiar arquitectura y después me fui a Diseño Industrial donde me recibí. En una ocasión, me invitan a una clase de cerámica y así empecé a introducirme con el arte plástico. Mi primer obra fue un óleo, una Naturaleza Muerta. Una gran experiencia ya que conocí el color desde otro lugar, y la técnica de otra manera. Fue empezar a explorar, a descubrirme. Así es que la pintura me ha dado hermosas satisfacciones, en lo profesional y en lo social. Ha sido muy enriquecedor! Es como un trabajo diario para mí, porque necesito todos los días realimentarme de la pintura.
¿En qué momento empezaste a exponer y cómo fue después?
Mi primer muestra fue en Mendoza Plaza Shopping, cuando existía la Sala de Arte y fue una experiencia muy bonita – cuenta Adriana. De allí, fui a la sala de Tajamar y más tarde me invitó Marcela Fourlani a dar clases en su galería que se llamaba Diagonal Espacio de Arte en su momento y donde doy clases hasta hoy. También llegué a participar en un Concurso en el Salón de Acuarela de Luján y más tarde me llamaron para ser jurado. A través de una amiga que vivía en Oregón, me llamaron para exponer en EE.UU., me encantó la idea y hasta allá fui! He expuesto en el Centro Cultural Borges dos veces, una vez en Estados Unidos, en Barcelona en dos oportunidades, otra en Alemania y así, siempre por contactos. A España por ejemplo, llegué a través de una mujer que llevaba obras de Argentina.
¿Cómo describirías tus obras?
Mi obra se desarrolla entre la figuración y la abstracción, jugando con líneas, luz y color. En la obra “Sueños”, por ejemplo quise representar la confusión de la mente cuando nos despertamos y tenemos un montón de imágenes de lo que soñamos, solo que de manera abstracta. Me gusta hacer una síntesis de lo que veo. Los conceptos que gané estudiando dise- ño, más las posibilidades de la acuarela, me ayudan a encontrar esa síntesis. También hago mucho uso de las transparencias, del color, del ritmo. Me encantan los paisajes, los pájaros, el agua. Como también la combinación de técnicas. Me gusta trabajar sin tema previo, justamente la inspiración llega cuando menos la esperás. Hago unas líneas, unas manchas, estudio el tema en el momento. Generalmente trabajo con boceto previo, pero a veces la idea se dispara para otro lado. Por otra parte, siempre está presente la figura humana, muy diluida, pero está.
¿Óleo o acuarela?
Empecé mis obras con óleo, en el 2003 con la acuarela y en el 2007 volví al óleo.Después de probar las dos, siento que la acuarela es la manera más linda de poder expresarme. Además, trabajo mucho con café, cerveza, con tinta y hasta con vino! En “La noche de los Enólogos” por ejemplo, estuve pintando y exponiendo obras hechas con vino reducido. También uso “alquitrán” para los detalles.
La obra más grande que hayas pintado…
Mi obra más grande es Fuerza Interior, un óleo de 220x250cm. Fue expuesta en la Bolsa de Comercio de Mendoza por primera vez, hasta que la vendí. En cuanto a las obras más chicas, van de una hoja A4 a la A3, depende porque si hablamos de acuarela, podés hacer cosas increíbles en espacios mínimos. Ahora me encantaría pintar más grande, pero necesito un taller como el de antes, que me permita ver el cuadro de lejos, de cerca, de todos los ángulos! La visión cambia muchísimo dependiendo de la perspectiva. Y según la técnica, de lejos empezás a unir cosas. Fuerza interior, es un toro. Habla de la fuerza que sale de adentro, de ese impulso por crear.
¿ En qué precio podemos encontrar tus cuadros?
El precio depende del mucho del tama- ño, del tiempo que me lleva hacerlo, del detalle. Pero el más grande puede llegar a valer $10.000, de ahí para abajo.
Hace ocho años que enseñás a futuros artistas, ¿cuál es el mejor consejo?
Si algo me han reconocido en estos 8 años de enseñanza, es que ninguno se parece a nadie, cada uno es él. Ninguna alumna pinta igual a mí, y ninguna pinta igual al que tiene sentado al lado todo el año. Me muero si dicen “te parecés a tal” o si a mis alumnos les dicen “pintás como tu profe”. Me muero!
Una última pregunta Adriana! ¿Cómo te sentís viviendo en Dalvian?
Nosotros somos 5, tenemos 3 hijas mujeres de 34, 33 y 27 años. Con Carlos – refiriendo a “Fuerza Interior”. Óleo, 220 x 250 cm. su esposo Carlos Segura – llevamos 36 años juntos! Hace casi 3 años que vivimos en el Barrio y estamos felices de estar acá. Me costó mucho acostumbrarme al principio. Extrañaba al carnicero, al verdulero, la ferretería! Pero siempre pasa en las mudanzas. Cuando nos mudamos a “la Sexta”, mi casa anterior, también extrañaba. Pero ahora siento que es mi lugar! Ya me siento parte, y siempre rodeada de respeto, mucha organización y con una vista maravillosa!