Hace más de una década, prefirió la apacible cercanía de la cordillera de Los Andes a la vertiginosa Buenos Aires. Mendoza fue el lugar que eligió para desarrollarse como Licenciado en Administración de Empresas y formar una familia con Gabriela, su esposa. Y lo hizo: hoy está al frente de la Bodega Trivento, una de las principales exportadoras de vino de Argentina.
Pero Santiago Ribisich tuvo su primer contacto con el mundo corporativo a los 18 años, cuando comenzó a trabajar en empresas de la familia Pérez Companc. Esa etapa, asegura, significó una experiencia valiosa, que le aportó en diversos aspectos, tanto a nivel profesional como humano: “en lo profesional fue un aprendizaje completo que luego me aportó muchas herramientas para mi carrera universitaria. En el aspecto humano me dejó una huella muy profunda, trabajando con excepcionales personas que me dejaron la solidaridad y el trabajo en equipo como valores imborrables”.
Con esos valores asumió como CEO de Trivento, en 2014, tras ser designado por unanimidad por el Directorio del holding Concha y Toro. La decisión marcó un antes y un después en la historia de la bodega: Ribisich es el primer argentino en ocupar este cargo. En 2017 fue uno de los 500 gerentes generales destacados en el anuario de El Cronista Comercial.
En diálogo con ÚNICO, avizora cómo se proyecta este año el sector vitivinícola local y nacional; y detalla cuáles son los objetivos que se plantea la empresa que gerencia. Habla, además, sobre liderazgo, los reconocimientos y comparte sus preferencias a la hora de elegir un buen vino.
Las vendimias 2016 y 2017 fueron muy buenas en cuanto a la calidad de los vinos, pero con los volúmenes más bajos de las últimas seis décadas. Paulatinamente los volúmenes van aumentando, por lo que esperamos un 2018 mejor.
Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, definió al 2017 como “un año complejo” para la industria del vino, debido a la disminución del consumo en el mercado interno y a la falta de competitividad en el exterior. En este sentido, ¿cómo se proyecta Mendoza en 2018?
Efectivamente, la vitivinicultura argentina atravesó dos años difíciles en lo que respecta a la producción y comercialización. Sin embargo, comenzamos con buenas expectativas para 2018, deseando que mejoren los fundamentos macroeconómicos que llevaron a la pérdida de competitividad. Las vendimias 2016 y 2017 fueron muy buenas en cuanto a la calidad de los vinos, pero con los volúmenes más bajos de las últimas seis décadas. Paulatinamente los volúmenes van aumentando, por lo que esperamos un 2018 mejor. El clima juega un papel preponderante y hasta el momento la cosecha evoluciona normal y muy sana. Según datos del Observatorio Vitivinícola se espera un aumento de la producción de uva de 15% con respecto a 2017.
¿Cuáles son las expectativas que comparten los diferentes actores del sector?
Para este 2018 esperamos recuperar mercados luego de un año de caída en las ventas, tanto en el exterior como en el doméstico. Si logramos mantener precios razonables de uvas y vinos, con reducción de la inflación y una mejora del tipo de cambio real, por nombrar ciertos factores significativos, la Argentina será más competitiva y podremos recuperar negocios. En el caso de Trivento, la vendimia evoluciona muy bien y con una calidad de uva excepcional. También esperamos una muy buena cosecha en términos de volumen. En cuanto a las ventas, tenemos previsto crecimientos de 2 dígitos en nuestros principales mercados, considerando que nuestro Malbec de la línea Trivento Reserve ha sido el vino argentino más vendido en Europa en los últimos 2 años.
Sería importante pensar en una modificación de la Ley de Impuestos Internos que elimine definitivamente este impuesto y no estar todos los años con la incertidumbre de la publicación de un Decreto Nacional.
A nivel nacional, en tanto, ¿cuáles son los puntos pendientes que se mantienen en la industria? ¿Cómo podrían subsanarse?
Más allá de cuestiones macro -disminución de la inflación, mejora del tipo de cambio real o disminución de la presión fiscal-, debemos continuar trabajando unidos como sector en mejorar los costos logísticos y solicitar mejores acuerdos de intercambio comercial con los distintos países a los que Argentina exporta, esto permitiría llegar a dichos mercados con las mismas condiciones que otros países competidores, que llegan con una ventaja de gravámenes aduaneros nulos o muy reducidos. Es indispensable, para el futuro de la industria vitivinícola, el incremento de los volúmenes exportados para acceder a millones de consumidores alrededor del mundo.
En 2017, Trivento anunció una inversión de $75 millones, que incluía la compra de una nueva finca en Agrelo, el cultivo de viñedos de Malbec y la producción de vinos de alta gama. La intención, dijo por entonces, era “trasladar la experiencia internacional al mercado interno”. ¿Cuál fue el resultado de esta estrategia?
Sin dudas que el resultado de esta inversión afianzará nuestra disponibilidad de materia prima de alta calidad, entregando a nuestros consumidores el estilo de vinos que ellos desean. La vitivinicultura es una industria de mediano y largo plazo, es por eso que una decisión de inversión tomada hoy tendrá sus primeras repercusiones en al menos 3 años. Es el caso de las 100 ha de Malbec que plantamos en Agrelo el año pasado, veremos recién sus primeros frutos quizás en la vendimia 2019 o 2020. Este Malbec será destinado a la línea Reserve.
¿Cómo se proyecta Trivento este año? Es decir, ¿cuáles son los desafíos a los que se enfrenta y cuáles los objetivos que se plantea?
Este año esperamos crecer aún más en el mercado interno, donde hemos tenido muy buenos resultados con nuestros vinos de alta gama, como Trivento Reserve, Trivento Golden Reserve Black Series y Trivento Eolo. En el mercado externo continuaremos ampliando nuestra posición en países claves, como Estados Unidos y Reino Unido. En el caso de Estados Unidos, firmamos un acuerdo de sponsoreo con la MLS -Major League Soccer- junto a marcas como Heineken, TAG y Audi, siendo Trivento la primera Bodega patrocinadora en la historia del fútbol profesional norteamericano.
Aunque finalmente se dio marcha atrás en la aplicación del impuesto a los espumantes contemplados en la Reforma Tributaria impulsada por el Gobierno nacional, el decreto 1103/2017 establece dejar sin efecto “transitoriamente” el gravamen del 12% previsto, por el plazo de un año: concretamente, hasta el 31 de diciembre del corriente. ¿Cómo evalúa esta medida?
Creo que hubiera sido un tremendo error aplicar el impuesto interno a los espumantes, con lo cual me parece positivo el Decreto mencionado. Los espumantes han desempeñado un papel clave en los últimos años, ya que ha permitido encontrar un destino adecuado a la producción de uvas blancas. Si esto no hubiera ocurrido, mucha de esta uva no tendría destino, generando un verdadero problema para los productores. Ante esto sería importante pensar en una modificación de la Ley de Impuestos Internos que elimine definitivamente este impuesto y no estar todos los años con la incertidumbre de la publicación de un Decreto Nacional.
Desde mi lugar impulso para que la confianza, el respeto mutuo y el profesionalismo sean valores de nuestra compañía.
Usted es uno de los 500 empresarios consultados a nivel nacional por El Cronista Comercial en su anuario. ¿Qué significa este reconocimiento para usted? Y en un plano más general, ¿qué importancia le da a los premios/reconocimientos? ¿Por qué?
Con apenas 22 años, Bodega Trivento es una empresa referente del rubro vitivinícola. En mi caso, recibir un premio o reconocimiento es una satisfacción que confirma el camino por el cual transitamos, donde tengo muy claro que no es un logro personal, sino de los 430 colaboradores que integran Trivento. Ellos han llevado a esta compañía a liderar las exportaciones y el mercado de vinos europeo.
A su vez, es el primer argentino que ocupa el cargo de gerente general en la bodega. En este sentido, en la historia de Trivento, viene haciendo historia, valga la redundancia. ¿Es consciente de ello?
Siempre agradeceré al Directorio de Concha y Toro la confianza depositada en mi persona al ser el primer argentino en ocupar la Gerencia General de Trivento. Ha sido un gran reconocimiento pero al equipo entero. Si nos comparamos con otras bodegas, somos una bodega muy joven y hemos crecido en el negocio pero también madurado como compañía y equipo.
El optimismo es una de las actitudes en común entre las personas que ocupan cargos gerenciales, según investigaciones realizadas por la Universidad de Duke, Estados Unidos. ¿Qué cualidades cree usted que debe tener un buen gerente general? O, por el contrario: ¿qué cosas atentan contra un buen liderazgo?
Coincido que una buena dosis de optimismo es necesaria para liderar una compañía y al equipo de colaboradores que le dan vida a la misma. En mi caso, empoderar al excelente equipo de colaboradores es una cualidad que me define. Desde mi lugar impulso para que la confianza, el respeto mutuo y el profesionalismo sean valores de nuestra compañía. Por el contrario, no contar con estos valores atentan contra un buen liderazgo, generando una frustración muy fuerte para cualquier organización.
Por último, y es una pregunta que nos vemos tentados de hacerle: ¿qué vino nos recomienda?
Es una de las preguntas más difíciles de responder, ya que tenemos un portfolio muy sólido de productos. Te diría que depende de con quién lo voy a compartir y qué voy a hacer o comer. Si tengo que elegir, sería Trivento Golden Reserve Malbec, porque siempre me he lucido cuando lo abro, llevándose los aplausos Germán Di Césare, Enólogo Principal de Trivento.
Santiago Ribisich es Licenciado en Administración de Empresas, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Al finalizar su carrera realizó un posgrado en Finanzas y Mercados de Capitales en la Universidad Católica Argentina (UCA).
Ha participado de numerosos seminarios relacionados a temas de Tesorería, Control de Gestión, Finanzas, Comercio Exterior y Liderazgo. Actualmente integra el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).
Desde los 18 años trabajó en empresas de la familia Pérez Companc, en donde se formó profesionalmente.
En 2006 decide junto a su esposa Gabriela establecerse en Mendoza, provincia que adopta como propia, para desarrollarse profesionalmente y formar su familia.