Hablamos con el creador de reconocidos viñedos nacionales e internacionales.
Contanos un poco de tu vida personal y tus comienzos.
Vengo de una familia normal, papá, mamá y 3 hermanos (yo soy el mayor). Los 3 hermanos fuimos al Liceo Agrícola. Luego del colegio la tendencia de todos fue la Agronomía. Yo empecé a estudiar en los años 1989-1990 y la vitivinicultura estaba en decadencia, recuerdo que fui de los pocos que tomaron ese rumbo – la mayoría de mis compañeros seguían fruticultura, horticultura. Venía con una base del secundario bastante linda y eso me ayudó a decidirme. Mi primer experiencia laboral fueron unas pasantías en Chandon y ellos me mandan a Francia a hacer el mismo trabajo que hacía acá (control de madurez). Estuve 3 temporadas trabajando así, y ahí es donde nace lo que siempre digo que fue mi primer novia, “el espumante o champagne”. Luego de Chandon trabajé en Trapiche – Peñaflor, luego Salentein y a los 34 decido independizarme y comenzar con los asesoramientos externos para hacer calidad, que en ese momento eran pocos los que estaban en esa búsqueda.
Tu experiencia y trayectoria te ha permitido conocer a importantes personalidades del vino ¿Qué representa que ellos te elijan?
La experiencia de haber ganado esos pasos previos con los otros colegas en aquella época me dio una ventaja, además de la pasión por trabajar y por crecer. Por suerte con el tiempo el flujo de clientes ha ido aumentando. Creo que lo que eligen es un ingeniero que los guía y los acompaña en todo el proceso, desde el momento de la producción hasta la etapa comercial. Algunos personajes del ambiente como Paul Hobbs, Isabel Mijares o Antonini pude conocerlos en bodegas locales, y me eligieron para hacer seguimiento de viñedos donde ellos asesoraban.
Michel Rolland te nombra en su libro “el gurú del vino” ¿Qué sentís?
Con Michel somos muy amigos de hace muchísimos años, he aprendido mucho de él, como así también él ha aprendido mucho de nosotros. Hemos disfrutado de conocer muchos lugares nuevos, de encarar proyectos, es un honor que me nombre en el libro ( creo que somos 3 ó 4 a quienes nombra en el mismo). Por suerte ese tipo de camaradería también se da con Paul Hobbs, con quien he trabajado en conjunto en varios lugares.
Cuando hay desafíos importantes, me llaman para colaborar en el diseño, el desarrollo y demás temas de la viña, porque la base mía es hacer una buena materia prima para obtener luego un buen vino.
¿Pensás que necesitamos de los aportes de estos grandes del vino en Argentina?
Tienen para aportar, los necesitamos. Ellos han confiado en la Argentina, no sólamente por las situaciones económicas que se presentaban antes, sino por la calidad de los viñedos que se encuentran en algunos lugares como los Terroir que no se ven en otra parte del mundo. Es una simbiosis, hay un aprovechamiento mutuo. Para un país que marca tendencia como es Estados Unidos, con las revistas y los críticos más especializados del vino, que ellos estén acá es porque hacen pie en un lugar en el que realmente creen. Después eso se transmite al resto de la industria vitivinícola, nos da un nivel y ha permitido que seamos la 8va. Capital vino en el mundo.
Anteriormente los pasantes íbamos a aprender a EEUU y ahora ellos piden pasantes argentinos porque saben que están mejor preparados que los que ellos tienen.
Aparte de Mendoza, ¿trabajás para otras provincias?
Yo trabajo actualmente en casi todas las provincias vitivinícolas: Mendoza, San Juan, Catamarca, en La Rioja no trabajo pero trabajé, en Cafayate (Salta), Río Negro, Neuquén, también hicimos una pequeña plantación en Chubut. En Córdoba tengo 4 proyectos muy interesentes. Por último en Victoria (Entre Ríos). La industria vitivinícola entra con los Jesuitas por Santiago del Estero y Entre Ríos; después por las condiciones climáticas se viene todo hacia un sector más desértico, pero estamos retomando la historia vitivinícola de Victoria. Además trabajo y he trabajado en Uruguay, España, Francia y Hungría
¿Hacer vinos es realmente un negocio hoy?
Hay distintas maneras de ver el negocio que uno hace con el vino. En la región de Pomerol en Francia, hace 10 años la hectárea costaba 500.000 euros, actualmente el valor asciende a 1.500.000 euros, entonces aquí no se hace plata con el vino sino con el suelo, por el valor de la hectárea. En la industria argentina tuvimos un crecimiento muy bueno hasta 2012-2013 en donde se ganaba plata con la venta de vino, y en los últimos años se ha estabilizado este crecimiento, lo cual está afectando a las pequeñas bodegas al no estar con un cambio lógico con respecto al mundo y el otro tema es el factor inflacionario. Las bodegas más grandes no se ven afectadas ya que compran uvas a un precio lógico (barato) mientras que el pequeño productor no termina de dar la vuelta por el problema inflacionario. En la rama de las pequeñas bodegas las que siguen subsistiendo son las que tienen su fuerte en la exportación.
¿Están actualizados los precios en el mercado interno?
Lo que pasa en el mercado interno es que los 4 “jugadores” más grandes son los que marcan la tendencia y juegan mucho con el mercado. A los pequeños que quieren vender con buena calidad, los matan.Termina siendo un problema
el mercado interno, con esas 4 bodegas que marcan fuertemente la presencia en supermercados, vinotecas, restaurants y tienen su propia masa de distribución y eso complica a los pequeños jugadores. Afuera, España ha crecido en el mercado porque están subvencionados, el resultado son muy buenos vinos y a un precio de locos.
¿Qué vinos te atraen personalmente?
Soy bien federal, me gustan todos los vinos, tomo muchos blancos de acá y de Chile. Pruebo muchos Torrontés, Sauvignon, Chardonnay y de los tintos voy por los blend que son cortes de vinos de distintas bodegas y siempre me gusta probar, no soy un fanático, aunque sí sé cuando tienen defectos; bodegas que tienen defectos no las vuelvo a probar, porque tienen un defecto que lo van manteniendo y no es el estilo de vino que a mi generación le gusta.
¿Cuál es tu máximo deseo , que soñás para el futuro?
Creo que lo más importante es aportar a la industria, que es lo que más me entusiasma. En zonas distintas, en Mendoza, sin ningún compromiso de un reconocimiento ni nada, el reconocimiento te lo da la gente que año a año te contrata o vuelve a confiar en tus conocimientos. Esa colaboración está apoyada en un entorno familiar que te contiene y te potencia. Yo tengo 4 chicos, son la base que hace mi día a día más fácil, les gusta el tema, les hablo, saben donde trabajo y que soy un apasionado en lo que hago. Les gusta lo que hago y comienzan a mostrar una inclinación por el rubro, así que veremos qué depara el futuro.