El vino y la comida forman parte de los placeres más grandes de la vida, más aun si aprendemos a combinarlos. Hace relativamente poco tiempo se empezó a hablar del arte del maridaje, tomando esta palabra cargada de ceremonias para enmarcar la actividad de hermanar las propiedades de un vino con los ingredientes que conforman un buen plato de comida.
Entonces, ¿por qué hablamos de desmitificar? Las “normas” del maridaje generalmente se rompen, ya que no existe una regla universal para maridar. En realidad, encontrar el vino que potencie tu plato debe ser una búsqueda abordada desde la experiencia sensitiva, probando los vinos correctos como también los incorrectos e intentando descifrar el porqué de una buena elección. La experiencia es la llave del éxito en maridajes.
Maridaje deriva del francés “marriage” (matrimonio), ya que representa una unión. La correcta selección de un vino puede acentuar los aromas de una comida, resaltando a su vez algunos sabores y de paso generar una nueva experiencia. Por otro lado, si es incorrecta, puede arruinarla transformando las sensaciones en amargas, metálicas o extremadamente dulces.
Las bases del maridaje se sentaron hace muchos años atrás. Para comenzar, habría que poner el ojo en las posibilidades y costumbres relacionadas con la cultura propia de cada pueblo. Aquellas uniones surgidas por la necesidad de los habitantes de utilizar los ingredientes de producción propia fue llamado “maridaje de tradición”. Imaginen un pequeño pueblo en Francia, donde históricamente contaban con cabras, cereales y algunos parrales de viñedos. De la leche de cabra salió un queso; de los cereales, un pan y de los viñedos, un rico vino para acompañarlos. De ahí que surgiera la necesidad de crear platos con esos ingredientes. Estas raíces enogastronómicas se fueron transmitiendo de generación en generación. Es por ello que la cocina y los vinos propios de una región se maridan por sí solos y acarrean largos años de historia ensamblada. Los habitantes de esa región o localidad sienten que existe una perfecta valorización de los productos nacidos en su tierra.
A partir del boom de los tours enogastronómicos, países de gran tradición como Italia, Francia y España han desarrollado muchas actividades relacionadas y ya no es difícil encontrar opciones de distintas visitas de este tipo en Argentina.
Otro modo de organizar un buen maridaje es ligarlo a la estación del año. Los alimentos y preparaciones que se consumen en el invierno y otoño no son los mismos que en el verano y primavera. Generalmente, en épocas invernales tendemos a alimentarnos con comidas más copiosas, ricas en aromas, texturas y grasas. Estos platos requieren de vinos corpulentos que tengan la personalidad para acompañar platos guisados, carnes asadas o pastas rellenas. En cambio, el verano se torna mucho más ligero para nuestros estómagos, ya que consumimos platos livianos que nos piden compañías de vinos frescos, jóvenes, de marcada acidez. Los vinos recomendados serán preferiblemente blancos, espumantes, rosados y tintos poco estructurados, con un bajo grado alcohólico y que permitan servirlos frescos.
Aprovechando la llegada de la temporada gélida, te sugiero probar algunas combinaciones que me han dado muy buen resultado:
- Paté casero con una crocante focaccia y un blend con paso por barricas.
- Tomates horneados con tomillo y mucho oliva, pan casero con bonarda del este.
- Endivias sarteneadas con queso azul, avellanas y pasas de uvas con un blend de blancas, ¡hay muchos para elegir!
- Quiche de hongos con un pinot noir bien delicado.
- Pollo con hongos y un untuoso chardonnay o viognier.
- Salmón asado a la parrilla con salsa de limón, verdeo y perejil con un pinot noir.
- Entrañas pintadas con mostaza de Dijón con malbec bien frutado.
- El coq au vin (suculento plato francés) es ideal para un cabernet sauvignon o cabernet franc.
- Bondiola de cerdo asada combinada con manzanas horneadas con romero, su maridaje: un merlot.
María Mendizabal
Sommelier Internacional graduada en la “Escuela Argentina de Sommelier” y ganadora del “Concurso Mejor Sommelier de la Argentina 2006” organizado por la “Asociación Argentina de Sommeliers”. Su rumbo se vio signado por el vino y la gastronomía y su condición de chef y sommelier la convierten en una de las pocas expertas en el arte del maridaje.Encontrala en:
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