Si la primera entrega de “13 Reasons Why”, adaptación de la novela de Jay Asher, dejó un tendal de controversias y miles de fans en todo el mundo, por su abordaje de problemáticas como el bullying, abuso de drogas y depresión en adolescentes, esta nueva temporada generó opiniones negativas; además de ser considerada innecesaria, fallida y explícita. Los guionistas se salen de libreto para continuar la historia de Hannah Baker (Katherine Langford) en la Corte, complejizando la interpretación de los hechos. Tras demandar a Liberty High School, su madre (una sólida Kate Walsh) debe escuchar el testimonio de compañeros, amigos y consejeros escolares, quienes ofrecen su propia versión de la historia que Hannah relató en las cintas. A diferencia de los 13 primeros capítulos, que invitaban a ser devorados –por su relato potente e inteligente manejo del suspenso-, en los agregados recientemente, ocurre lo contrario: el ritmo narrativo se ralentiza, los diálogos pierden naturalidad y la trama se vuelve aburrida y absurda. A excepción del episodio final, cuya brutalidad y crudeza solo sirve para anticipar que habrá una tercera temporada.