Las expectativas son altas: esta es la primera vez que un Mundial se juega en Rusia. Y para los aficionados al fútbol, la cuenta regresiva comenzó el día en que se dieron a conocer sus coordenadas: el Mundial Rusia 2018 comenzará oficialmente el 14 de junio a las 12 (hora en la Argentina) cuando Rusia y Arabia Saudita disputen el primer partido en Moscú.
Aunque es la capital rusa es la principal ciudad del fixture, no es el único destino que la Copa del Mundo invita a visitar: San Petersburgo, Sochi, Kazan, Saransk, Kaliningrado, Volgogrado, Rostov del Don, Nizhny Novgorod, Ekaterimburgo y Samara completan el circuito.
La hoja de ruta, para los argentinos, está definida por las ciudades y los estadios donde jugará la Selección Nacional en la fase de grupos y, a priori, el circuito es tentador ya que hace escala en las dos ciudades más importantes del país: Moscú y San Petersburgo. A ellas se suma Nizhny Novgorod, quinta en densidad de población.
En ÚNICO hacemos escala en las dos principales.
Moscú, el corazón de Rusia
Gran parte de lo que suceda en Rusia 2018 será contado y vivido en la ciudad ubicada a orillas del río Moscova. Capital del país, centro económico, político y cultural, y segunda ciudad más poblada de Europa, Moscú seduce por donde se la mire.
Su historia, riqueza arquitectónica –en la que conviven lo medieval y lo moderno- y sus sitios célebres la vuelven un destino ineludible. ¿Los clásicos? La Plaza Roja (ubicada en el barrio de Kitay-Górod y testigo de más de seis siglos de historia; desde ella parten las principales calles de Moscú y autopistas del país; y allí han tocado artistas como Pink Floyd y Paul McCartney); el Mausoleo de Lenin (uno de los edificios de la Plaza Roja); el Kremlin (Patrimonio de la Humanidad y residencia del presidente de Rusia desde los 90); la Catedral de San Basilio (construida por Iván el Terrible en 1554 y compuesta por nueve capillas independientes, dedicadas a cada uno de los santos en cuyas festividades el primer zar ganó una batalla); la tumba del Soldado Desconocido (en conmemoración de todos los soldados fallecidos en la Primera Guerra Mundial) o el Teatro Bolshoi (uno de los centros más grandes y significativos de la ópera y el ballet mundiales; escenario de artistas como Maia Plisetskaya y Mijaíl Baryshnikov).
Puerta de acceso a toda Europa a través de sus cinco aeropuertos, esta megaciudad posee el circuito de transporte más importante de Rusia: el Metro de Moscú.
Con 182 estaciones distribuidas en doce líneas, el metro posee una longitud de tendido subterráneo de 298 kilómetros -convirtiéndose en el tercero más largo del mundo después de Londres y Nueva York-.
Desde el inicio de la Gran Guerra Patria hasta el año 1943, cuando los ataques aéreos sobre Moscú finalizaron, el Metro de Moscú fue no solo un refugio contra los bombardeos, sino un segundo hogar para los moscovitas: en las estaciones había tiendas y peluquerías, e incluso una biblioteca pública (en la estación Kurskaya). Allí nacieron 217 niños.
En el plano arquitectónico, el Metro es famoso por su interiorismo, con claros apuntes al realismo socialista, y por los monumentos arquitectónicos que posee -44 de sus estaciones fueron declaradas patrimonio cultural-.

Pero, además de sus célebres atractivos turísticos, Moscú tiene una ubicación geográfica de privilegio en el Mundial: se encuentra en el centro de todas las sedes. Tan solo 410 kilómetros la separan de Nizhni Nóvgorod, donde Argentina jugará su segundo partido y a 700 kilómetros de San Petersburgo.

¿Dos perlitas? En la primera capital de la ex URSS se encontrará el reloj oficial de la Copa Mundial (frente a la Plaza Roja y el Kremlin en Moscú) y un parque temático abierto a todo público (frente a la Sala de Exposiciones Manege Central, a unos pasos del Kremlin). Allí se podrá consultar información o realizar una pequeña excursión por las ciudades en donde se celebrarán los encuentros deportivos.
San Petersburgo, capital cultural
Fundada por el zar Pedro I el Grande en 1703, bautizada Leningrado durante la Unión Soviética y segunda metrópoli de Rusia después de Moscú, San Petersburgo es una de las ciudades más bellas de Europa –incluso fue señalada por los premios World Travel Awards como la mejor ciudad-. Sus majestuosos conjuntos arquitectónicos, compuestos por construcciones barrocas, neoclásicas y ruso-bizantinas, canales y puentes basculantes, parques y museos atraen a turistas de todas partes del mundo. ¿La mejor época del año para conocer la “Venecia del Norte”? Junio, durante las llamadas “Noches Blancas”, cuando el sol no desaparece en toda la noche.
Esta ciudad -que después se convirtió en Petrogrado y Leningrado antes de volver a su nombre origina, a principios de los 90- fue declarada por Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aunque es relativamente joven, es una invaluable tesoro de la cultura mundial: en sus museos se encuentran obras maestras de pintura, dibujo, escultura y orfebrería. Esta variedad permite recorrer desde museos educativos como el “Petrovskaya Akvatóriya” (donde se exhibe la San Petersburgo del siglo XVIII en miniatura) o el “Grand Makét Rossiya” (“Gran maqueta de Rusia”) hasta al Museo del Hermitage, principal museo de la ciudad y de Rusia, y uno de los más famosos y más grandes del mundo (hoy ocupa la ex-residencia de los zares rusos, incluyendo el “Palacio de Invierno”).
Entre sus principales monumentos se destacan el Almirantazgo, el Palacio de Invierno (residencia oficial de los zares); el Palacio de Mármol (impresionante residencia imperial, cuyo nombre remite al mármol utilizado en la decoración de sus fachadas e interiores); la Fortaleza de Pedro y Pablo (que alberga la Catedral de San Pedro y San Pablo, y es considerada el núcleo de la ciudad porque es allí donde comenzó); la Catedral de San Isaac (sus 101,5 metros de altura ofrecen una imperdible vista panorámica de la ciudad) y la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada (construida en el lugar del asesinato del zar ruso Alejandro II y quizás la más turística).
La avenida Nevski, arteria principal de la antigua capital imperial rusa, también es paso obligado por sus tiendas, restaurantes, teatros y hoteles, y su estilo arquitectónico que conjuga los siglos XVIII y XIX. Al recorrerla en toda su extensión, se va desde la estación de ferrocarril de Moscú, hasta llegar al río Neva, atravesando los canales Fontanka, Griboyédov y Moika.
Como en Moscú, en la ex Leningrado el subterráneo también es un clásico para quien visita la ciudad. Inaugurado en 1955 y con un modelo de construcción que sigue el de la capital, el Metro de San Petersburgo cuenta con una peculiaridad: es el más profundo del mundo. De allí que quien visite las estaciones ubicadas a 110 metros de profundidad puede tener la certeza de que es lo más cerca que estará del centro de La Tierra.